Indiscutiblemente vivimos en la era del cambio. Las sociedades han ido sufriendo transformaciones de diversa índole a lo largo de los siglos y, por ende, han ido evolucionando. Sin embargo, nunca la velocidad a la que se han producido esos cambios ha sido tan elevada como lo es hoy. Individuos, organizaciones, culturas, comunicaciones, ciencia, medicina, logística, transporte, tecnología… Podríamos elaborar una larga lista con todos los ámbitos que están inmersos en una transformación acelerada en el actual entorno VUCA y no terminaríamos nunca.
Hemos vivido la revolución 2.0, 3.0, 4.0, ahora estamos en la 5.0… e imagino que nos quedan muchas más por vivir. No obstante, en un mundo totalmente globalizado, las últimas novedades tecnológicas son replicadas en un breve periodo de tiempo en el otro extremo del mundo. Hasta hace no mucho, Estados Unidos y Europa llevaban la delantera innovadora. Esto, por suerte o por desgracia, ya no es así pues los centros de creación han cambiado su centro operativo de la zona occidental a la oriental: China, Corea, Singapur, Taiwán, India,…
Entonces, si Europa ya ha perdido su hegemonía tecnológica, ¿qué nos queda? Por extraño que pueda parecer, lo más relevante que tenemos en nuestras sociedades y, en consecuencia, en nuestras organizaciones, son nuestros valores. Unos valores que contemplan la ética, la transparencia, el respeto por el individuo y por el entorno, el bienestar. Pilares básicos tanto en la vida de las personas como en los procesos empresariales.
Valores, un término muy amplio a la vez que abstracto y que a priori parece de difícil medición, pero sobre el que cada vez el tejido empresarial español está más convencido de que debe asentarse. En especial las grandes organizaciones de nuestro país tienen bien establecidos cuáles son los valores de referencia para sus compañías. Pero lo que muchos todavía no se han parado a pensar, o al menos no de forma seria, es que lo más probable es que esos valores se estén quedando obsoletos y necesiten una reformulación urgente para conseguir una cierta sostenibilidad de la organización a medio y largo plazo.
Los valores son también esenciales en el B2B
Precisamente sobre la transformación de los valores corporativos y la adopción de otros nuevos para los cambiantes tiempos en los que vivimos, estuvimos debatiendo en la 26ª edición del Foro Anual del Club Excelencia en Gestión, que celebramos el pasado 4 de junio en IFEMA (Madrid). Dedicamos a este tema un lugar preferente en el Foro en una de las mesas de debate que organizamos con el título: ‘Nuevos valores: valores clave para acelerar la transformación de las organizaciones’. Y para hablar de ello contamos con la presencia de los CEOs de Calidad Pascual, Sodexo y Fundació Claror.
Lo que buscamos desde el Club es ayudar a las organizaciones a acelerar sus procesos de transformación a través de la gestión excelente, innovadora y sostenible. Y lo hacemos a través del aprendizaje colaborativo, con experiencias reales, no teóricas. Durante el Foro Anual, uno de los temas más destacado por todos los ponentes fueron las personas y los valores como una de las palancas principales de la transformación.
De los diálogos sacamos conclusiones relevantes que considero pueden servir de ejemplo para otras organizaciones. Por ejemplo, Carina Cabezas, Presidenta de Sodexo, recalcó la importancia de los valores de una empresa en la toma de decisiones de los clientes. Pero no solo de clientes, sino también de los proveedores y partners. Los valores son también esenciales en el B2B. Hasta tal punto considera que las cosas están cambiando en las organizaciones que afirma que “en Sodexo hemos pasado de competir por precio a competir por valores tales como la salud, la calidad la solidaridad… Realmente percibimos cada vez más un interés por la calidad por encima del valor económico”.
En el caso de Calidad Pascual, el CEO de la compañía, José Luis Sáiz, comenta al respecto que clientes y grupos de interés escogen a las empresas por la combinación de muchos factores: satisfacción de expectativas, experiencia de producto, sostenibilidad, accionistas,… Sin embargo, es evidente que los consumidores son cada vez más exigentes y por ello la clave está en saber escucharlos y en mantener unos valores corporativos adecuados. Asegura además que “es muy importante hablar de transformación, escucha y diversidad; pero no solo hablar de ellas porque están de moda, sino también aplicarlas en el día a día”.
Para Gabriel Domingo, Director General de Fundació Claror, “la mayoría de las decisiones de los clientes, el 68% de las decisiones de compra, son tomadas por recomendaciones en redes sociales, en las que unos valores adecuados de la organización y una buena reputación resultan fundamentales”.
Identificar los valores adecuados y trasladarlos a la acción
Cada organización debe establecer cuáles son sus valores fundamentales y analizar si éstos siguen siendo válidos hoy en día o si necesitan reformularse. En función del sector de actividad o de la tipología de la organización, unos valores pueden resultar más relevantes que otros. No obstante, sí que creo que hay una serie de valores que deberían ser comunes a todas ellas, independientemente de la naturaleza de las mismas: transparencia, ética, sostenibilidad, excelencia, responsabilidad, integridad, compromiso, diversidad, solidaridad, inclusión, pasión, cooperación,…
Para determinar qué nuevos valores van a ser los centrales en tu estrategia organizacional lo primero que deberías hacer es definir qué es lo más importante para tu empresa y establecer las prioridades de negocio. Tras ello, tendrías que definir de forma clara, concisa y comprensible cuáles son esos valores y a qué se refieren. A continuación, lo ideal sería corroborar que efectivamente esos valores reflejan y se relacionan de forma adecuada con el entorno de la organización. Y por último, para que los valores pasen de la teoría al hecho, hay que diseñar e implementar una estrategia de comunicación adecuada para enganchar a toda la organización y que los nuevos valores se vean reflejados en todos los ámbitos.
Transformar los valores de las organizaciones no es tarea fácil. Para lograrlo, las compañías tienen que interiorizar la relevancia de hacerlo, involucrar a todo el equipo humano, disponer de recursos suficientes… A pesar del trabajo y esfuerzo que supone transformar los valores de las organizaciones para afrontar el futuro, esta transformación se ha convertido en algo más que una necesidad: es inevitablemente una obligación y un compromiso con la sociedad.
Miquel Romero, Director de Vida Asociativa y Conocimiento del Club Excelencia en Gestión.
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