Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas INE, en los últimos 10 años, la natalidad ha descendido, un 30%. De seguir así, España va hacia un país con una población envejecida y sin jóvenes. En 2018 nacieron tan solo 369.000 niños en España cuando en el 2008 nacieron 520.000 niños.

Para empezar a cambiar la tendencia, deberían producirse dos cosas:

1. Los gobiernos deberían premiar mucho más a los padres. Ahora hay una casi completa ausencia de políticas públicas que apuesten seriamente por las personas que deciden tener hijos. Por ejemplo se podrían establecer muchas más deducciones en el IRPF por hijo o unas mucho mayores pensiones por haber contribuido más al sistema en función del número de hijos.

2. El mercado de trabajo y el mundo empresarial pueden ayudar también a mejorar esta situación. Si los millennials tienen la posibilidad de conseguir trabajos más estables y desarrollar sus carreras, esto podría revertirse. Además, la maternidad sigue siendo el principal factor de discriminación social y laboral para las mujeres; la imposible conciliación y la brecha salarial que se convierte en abismo tras el primer hijo.

Como respuesta a lo anterior, y para poner su granito de arena para solucionar el problema, desde el mundo empresarial ha surgido con fuerza el movimiento “Baby Friendly Companies” para distinguir a las empresas que cuidan y apoyan a los empleados que deciden tener familia.

Son unos programas que acompañan y ayudan a los empleados que deciden ser padres. En general son los departamentos de Recursos humanos y los de Responsabilidad Social Corporativa los que deciden si las empresas entran en éste importante movimiento.

Gracias a los Programas Baby Friendly Companies, los empleados se sienten más seguros en su empleo a la hora de tener familia y se sienten acompañados por su empresa en el momento más importante de su vida: cuando tienen un hijo.


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