El auge del coaching entre los emprendedores: la importancia de la mentalidad en el emprendimiento

El auge del coaching entre los emprendedores: la importancia de la mentalidad en el emprendimiento

7 de cada 10 emprendedores no tienen la actitud o mentalidad pertinente para mostrar sus servicios o productos, perseverar en la montaña rusa emocional del emprendimiento o tienen un bajo nivel de la tolerancia a la frustración (no están preparados para encajar un fracaso). Por eso, cada vez más es necesaria la colaboración de un coach, además de un mentor, para conseguir el éxito de un proyecto.

El profesional llamado coach es la persona indicada para ayudar a las personas principalmente con la mentalidad o actitud necesarias para enfrentarse a problemas como la falta de motivación, creencias limitantes o incapacitantes, o miedos (como, por ejemplo, a no estar preparado suficientemente). Un coach también ayuda a definir objetivos, tanto a nivel estratégico como a nivel operativo, o a aumentar la visibilidad (uno de los principales problemas que tienen los emprendedores es el miedo a mostrarse).

Bien es cierto que no solo la variable mentalidad es la causante de que un proyecto o emprendimiento fracase. Variables como capital para arrancar y para mantenerse en el momento de creación, falta de conocimiento en el sector en el que se está emprendiendo o falta de estrategia de a quién va dirigido el producto, cómo se va a vender, cuál es el precio con el que va a salir al mercado o cómo se va a distribuir son claves. Es muy recomendable contratar a un mentor en el proceso de evaluación del producto.

¿Cuál es la diferencia entre un coach y un mentor?

Según David Muela, psicólogo laboral y coach, creador de la web Cambia tu rumbo, la diferencia radica prácticamente en dos premisas.

Primero, mientras que un coach nunca dicta lo que se debe o no se debe hacer en un proyecto porque el profesional es el emprendedor, el mentor asesora en todos los pasos que se deben dar para conseguir el éxito, ya que él lo ha conseguido. Puede parecer entonces que un coach no sirve para mucho, pero nada más lejos de la realidad. Un coach cede el poder al emprendedor, con preguntas adecuadas le hace replantearse todo lo que hasta ahora ha ido haciendo en su proyecto. Por eso, o mejor dicho gracias a eso, él mismo es capaz de encontrar una solución a su problema.

Además (y esta es la segunda premisa), un coach ayuda a tener un cambio mental para que el emprendedor consiga una correcta mentalidad y se libere de problemas como bloqueos mentales, parálisis por análisis o procrastinación (dejar para más tarde las tareas que se deben hacer ya).

Según el coach David Muela, muchas veces el éxito de un proyecto no depende solo de la estrategia que se decide implementar en el negocio, sino de la actitud que tiene el emprendedor y de si la mantiene lo suficiente para que note si la estrategia que ha elegido funciona o no. Cuando un emprendedor no es capaz de tomar una decisión o le da miedo pivotar en sus servicios, un coach puede enseñarle cómo tomar decisiones y enfrentarse a los miedos paralizantes que tiene en ese momento.

Mientras que el mentor se centra en el qué y el cómo de un negocio, el coach hace que el emprendedor sea consciente de para qué hace lo que hace, cuánto está dispuesto a arriesgar para que su proyecto funcione, a quién necesita para conseguir su objetivo, le ayuda a evaluar si su meta es realista, decidir en qué tiene que centrarse o generar un plan de acción acorde a los valores, ideales, creencias, motivaciones, aptitudes e implicación del coachee (es como se les llama a los clientes que hacen un proceso de coaching junto a un coach).

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