El mercado laboral ha cambiado mucho durante los últimos años. Una de las principales consecuencias de esta realidad, es que las empresas de hoy, ya no pueden ni ofrecer, ni asegurar, empleo para toda la vida. Si antes era normal que una persona se jubilase en la misma compañía que le dio su primer empleo, ahora esto es cada vez menos habitual.
Para suplir esta falta de seguridad Gonzalo Martínez de Miguel, experto en liderazgo y director de INFOVA, explica que lo que si deberían poder ofrecer las empresas es “empleabilidad” para toda la vida. Según afirma “la empleabilidad es el potencial que tiene una persona de ser empleada en un momento dado, de ser atractiva para el mercado de trabajo. Y es que hay personas que tienen más posibilidades de ser contratadas, para desarrollar una labor, que otras”.
Por tanto, a su juicio, la promesa que las compañías deberían hacer hoy a los candidatos que quieran que formen parte de sus equipos sería: “mientras estés con nosotros seguirás aprendiendo y desarrollándote, y serás atractivo para el mercado”. Según afirma el director de INFOVA, los buenos profesionales no quieren estancarse, y cuando sienten que han dejado de aprender, que se están quedando obsoletos, se empiezan a poner nerviosos y se plantean cambiar de lugar y seguir creciendo.
En este sentido afirma que la “empleabilidad” no va ligada necesariamente a los trabajadores más jóvenes, puesto que estos ya consideran que tienen más posibilidades de ser contratados por otra compañía. Son los más veteranos los que deberían estar más preocupados por seguir creciendo, aprendiendo y abriéndose a nuevas funciones y nuevas responsabilidades.
Además, advierte que “cuando un profesional deja de aprender, no se queda donde está, no mantiene su atractivo en el mercado, su valor se deprecia. En este mercado veloz cobran sentido las palabras del Lewis Carrol en Alicia en el país de las maravillas, cuando decía: si quieres quedarte donde estás corre, si quieres avanzar corre el doble de rápido”.
En la “empleabilidad” de un trabajador tienen la misma responsabilidad tanto la compañía, como el trabajador. Las empresas deben crear las condiciones, pero es el profesional el que debe responsabilizarse de su desarrollo. Según el experto, el empleado se ayuda a sí mismo manteniendo su deseo de seguir aprendiendo. Manteniendo su curiosidad por adquirir nuevas capacidades, por aceptar nuevos retos e involucrarse en nuevos proyectos. Por su parte la empresa tiene la obligación de fomentar ese desarrollo y el aprendizaje continuo. “Es fundamental que los jefes implanten un estilo de liderazgo desarrollador, que favorezca el aprendizaje de sus colaboradores”.
“Que las empresas opten por favorecer ese desarrollo, puede ser incluso tan relevante como el sueldo a la hora de retener el talento”, afirma el experto. Ya que a su juicio “la empleabilidad le da al trabajador algo mejor que un buen sueldo, le da la libertad para poder cambiar de trabajo, para considerarse valioso en su organización, para elegir y decidir su carrera profesional”.
Las empresas quieren atraer, desarrollar y fidelizar el talento. “Obviamente cuando los profesionales desarrollan sus capacidades se vuelven más atractivos para el mercado y pueden escuchar otras ofertas de empleo. Aún así, el precio de no desarrollar a las personas del equipo es mucho más alto” advierte.
Por último, el experto comenta otros factores a tener en cuenta cuando las empresas quieren retener el talento como desarrollar el orgullo de pertenencia, tener buenos jefes, atender la calidad del vínculo con los compañeros, valorar el sentido de lo que hace la empresa, conciliar la vida personal con la profesional, poder participar en las decisiones…
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