Se organiza políticamente como una federación multiétnica y culturalmente diversa de 36 estados autónomos más el Territorio de la Capital Federal. Con abundantes recursos naturales, es el mayor exportador de petróleo de África y tiene las mayores reservas de gas natural del continente.

La creciente cualificación de su mercado laboral, fruto de la colaboración público-privada que vienen manteniendo desde hace ya varios años las empresas y las universidades, son un atractivo tanto para las multinacionales que buscan talento fuera de sus fronteras como aquellas que están en prospección de nuevos entornos productivos.

Un escenario de estabilidad nacido de 20 años de democracia

El país celebró elecciones nacionales en 2019, por sexta vez consecutiva desde su retorno a la democracia en 1999. El actual presidente, Muhammadu Buhari, ganó las elecciones y prestó juramento para un segundo mandato el 29 de mayo de 2019. Ha identificado la lucha contra la corrupción, el aumento de la seguridad, la lucha contra el desempleo, la diversificación de la economía, la mejora de la resistencia al cambio climático y el aumento de los niveles de vida de los nigerianos como las principales prioridades políticas de este nuevo mandato. Todo esto hace de Nigeria una potencia económica emergente muy interesante para los inversores, especialmente porque el día que despegue definitivamente lo hará a lo grande.

El petróleo, uno de los factores más importantes en la economía nigeriana

El petróleo es uno de los pilares de la economía nigeriana. Y, por ello, la volatilidad de los precios del petróleo sigue influyendo en los resultados del crecimiento de Nigeria, un rasgo característico de las naciones exportadoras de petróleo. Entre 2000 y 2014, el producto interno bruto (PIB) de Nigeria creció a una tasa media del 7 % anual. Tras el desplome del precio del petróleo entre 2014 y 2016, la tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB) se redujo al 2,7 % en 2015. En 2016, durante su primera recesión en 25 años, la economía nigeriana se contrajo en un 1,6 %.

A la luz de estos datos, queda claro que la economía nigeriana es muy sensible a la coyuntura del mercado del petróleo. Se generan así oportunidades de inversión no solo para los operadores en los mercados del crudo, sino para los amantes de los mercados de divisas internacionales. Ante los movimientos del precio del petróleo, se producen importantes movimientos entre los pares de divisas entre moneda local y moneda extranjera, por ejemplo naira-euro, naira-yuan, que están empezando a estar disponibles en los brókers de Forex. La volatilidad es amiga de todos aquellos que busquen rendimientos elevados para sus capitales y las nuevas herramientas financieras digitales ofrecen un escenario óptimo para ello.

Una economía prometedora con algunos desafíos que todavía deben abordarse

Pese a los datos económicos optimistas, el crecimiento de Nigeria es demasiado bajo para sacar a más de la mitad de la población de la pobreza. La debilidad del sector agrícola debilita las perspectivas de los habitantes pobres de las zonas rurales, mientras que la elevada inflación en los precios de los alimentos repercute negativamente en los medios de subsistencia de las personas con menores rentas que viven en las zonas urbanas. A pesar de la expansión en algunos sectores económicos, la creación de empleo sigue siendo débil e insuficiente para absorber a una fuerza de trabajo de rápido crecimiento, lo que se traduce en una tasa de desempleo elevada (del 23 % en 2018). Además, la inestabilidad en el norte del país y el consiguiente desplazamiento de personas también supone un lastre significativo para la economía nacional. También hay actualmente riesgos para seleccionar y mover trabajadores cualificados. Lagos, la capital de Nigeria, se sitúa entre las 10 ciudades con mayores riesgos para hacerlo.

Nigeria, junto con Sudáfrica y Kenia, se corona como una de las locomotoras de África

Según los datos oficiales publicados por el Banco Mundial en 2017, el PIB de Nigeria era de 375 000 millones de dólares, frente a los 349.400 millones de Sudáfrica y los 74.940 millones de Kenia. Nigeria se lleva pues la medalla de oro en la clasificación de economías africanas. Ahora bien, los números hay que entenderlos siempre en su contexto: Nigeria tiene una población tres veces mayor que Sudáfrica, pero sus productos interiores brutos son muy similares. Es decir, a nivel per cápita, Sudáfrica gana a día de hoy en Nigeria. ¿Pero sucederá lo mismo en la nueva década que acabamos de iniciar? ¿Logrará Nigeria captar la atención de los inversores y desbancar definitivamente a Sudáfrica en el plano económico?

En resumen, Nigeria parece dispuesta a cumplir la profecía de algunos analistas y convertirse en el milagro del siglo. Sus dos décadas de democracia (algo que en África históricamente no ha sido tan común como pudiera parecer en otras latitudes geográficas), sus recursos naturales y su fuerza laboral joven tienen verdaderamente potencial para catapultar a Nigeria a lo más alto de la clasificación de las economías mundiales.


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