Cuando tu hogar se convierte en tu oficina el trabajo es todo un desafío pero, si le añades un extra de confinamiento, incertidumbre, miedo al contagio, niños sin cole y muchas horas extra de convivencia forzada, la encerrona puede ser realmente difícil de gestionar.
Trabajar fuera de un entorno de apoyo como puede ser tu empresa o un coworking, tiene su dificultad si no estás habituado y, ante la situación de recluimiento que vivimos actualmente, mantener el foco y ser productivo quizá requiera más disciplina de la que sueles tener.
Además, se nos presenta el reto de mantener la consistencia de los equipos a distancia, o el entusiasmo sin el apoyo moral de los compañeros cerca para compartir ideas, sin poder despejarnos saliendo a la calle a hacer otras actividades, más el resto de las cargas antes mencionadas. Eso te convierte en tu propio animador.
Quizá sea el momento de darle la vuelta a la tortilla y descubrir los beneficios positivos de trabajar en remoto, de apreciar el tiempo que tienes ahora y la libertad de crear una estructura que te funcione a ti. Nadie dijo que fuera a ser fácil ¡pero arriba esa creatividad!
El nuevo escenario nos lleva a dos extremos
Las personas más serias y comprometidas corren el peligro de no saber poner límites y sentir que deben estar disponibles para el trabajo 24 horas al día. Por el contrario, aquellas a las que les cuesta más organizarse, tienen tendencia a procrastinar y a perder por completo el orden y la noción del tiempo, algo que nos puede ocurrir a todos a medida que avancemos en la cuarentena.
Sea cual sea el grupo con el que más te identificas, lo importante es plantear una rutina que te sirva de guía, te ayude a crear un entorno de trabajo adecuado aún estando en casa y que no invada tu vida personal.
Te contaré cuál es nuestra fórmula para llevarlo mejor.
Dale intención
Tu mente tiene la capacidad de adaptarse a cualquier realidad o también de crearla por eso, ante el encierro, es fundamental tener una intención clara. Para ello, te animo a dedicar 10 minutos a primera hora de la mañana a sentarte, tomar unas respiraciones profundas y a cerrar los ojos. Con la mente serena y despejada, establece tu objetivo del día, puede ser algo concreto de trabajo o más emocional que te ayude a sobrellevarlo, repasa mentalmente las tareas que tienes por delante y pon foco.
También ayuda escribir un listado la noche anterior o incluso enviarte un email con las prioridades del día siguiente. Tener propósito te aportará equilibrio.
Pausas activas
Durante la jornada necesitas descansar haciendo pausas que te permitan estirar las piernas y despejar tu mente. ¿Cómo? con ejercicios de estiramiento y movilidad articular para desentumecer el cuerpo y de respiración y de relajación cuando sientas que la cabeza no da más de sí.
Programa al menos dos, mejor si son cuatro; una a media mañana que esté más enfocada a lo físico y otra por la tarde más orientada al trabajo mental.
Los beneficios de parar van desde la prevención de molestias músculo-esqueléticas (recuerda que ahora no puedes ir al fisio), a una mejor gestión emocional para evitar picos de ansiedad.
Establece los límites
Si te descuidas, teletrabajar puede poner patas arriba tus horarios. Cuando no hay un cambio de espacio y tu ordenador se va contigo incluso al baño, puedes caer en la trampa de sentir que debes contestar a todo a todas horas y no es así. Decide cuándo termina tu jornada laboral, comunícalo a quienes trabajan contigo para que estéis todos en la misma página y sé muy estricto, es la única manera de no alienarte y acabar en colapso.
Una vez cierras el chiringuito, te recomiendo hacer algo que te encante, como leer, ver una serie, jugar con tus hijos, cocinar, seguir un entrenamiento online ¡o lo que sea! La idea es cambiar de chip y dejar a un lado la actividad mental.
Durante las próximas semanas, tendremos la plataforma The Holistic Concept abierta de manera gratuita para ayudarte a lidiar con el estrés del recluimiento y a dar orden y armonía a tu día a día en estos momentos.
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#YoMeQuedoEnCasa y nosotros contigo.
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