Suele ser en las adversidades cuando el ser humano saca lo mejor de sí mismo. La historia está repleta de héroes y personajes ejemplares que dieron el do de pecho cuando la sociedad más lo necesitaba. Basta con repasar algunos nombres como los de Winston Churchill en la II Guerra Mundial, María Pita y su coraje para repeler las embestidas del corsario Drake o incluso San Roque y su lucha contra la peste. Cuando vienen mal dadas, es el momento de remangarse y ayudar a los demás. Sin embargo, ¿cómo hacerlo en tiempos de cuarentena? Resulta que el voluntariado online es una excelente iniciativa para ello.
La crisis del coronavirus ha hecho coincidir dos realidades de manera simultánea. Por un lado, la de colectivos vulnerables que acusan especialmente la situación de confinamiento, como enfermos, personas mayores, personas con discapacidad e incluso niños. Por el otro, miles de personas que se ven obligadas a permanecer en sus casas, pero que están deseando ayudarlas. En esta situación, Internet se ha convertido en el puente perfecto para unir a unas con otras.
Voluntariado contra la soledad
Precisamente la situación de aislamiento que deriva del estado de alarma, que restringe el movimiento de los ciudadanos, ha agravado algunos problemas que ya existían en la sociedad de manera poco visible. Uno de ellos es la soledad, especialmente en colectivos vulnerables.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) indican que, en España, algo más de dos millones de personas mayores de 65 años viven solas. Además, existen 372.985 plazas en residencias de mayores, según el CSIC, de las cuales alrededor del 80% están ocupadas. El aislamiento por el estado de alarma pone a estas personas en una situación de riesgo. Al no poder salir a socializar o recibir visitas, se acentúa su soledad. Un problema que también afecta especialmente a personas con discapacidad y enfermos.
La situación actual también ha alterado la vida de otros muchos colectivos. Los cambios en las rutinas y el aislamiento pueden influir en el estado anímico de cualquier ciudadano. Es en este contexto donde el voluntariado online puede ayudar tanto a quien lo presta como a quien lo recibe. La clave para mantener a raya la soledad y sus efectos puede estar a golpe de clic.
Internet y voluntariado, la mezcla perfecta
La popularización de Internet llevó a la puesta en marcha de las primeras iniciativas de voluntariado online a mediados de los años 90. Fue entonces, en 1995, cuando Steve Glikbarg puso en marcha la plataforma Impact Online y utilizó por primera vez el término “voluntario virtual”.
La propia ONU ya advirtió el potencial que puede tener Internet para el voluntariado hace dos décadas. Fue entonces, en el año 2000, cuando puso en marcha su Programa Internacional de Voluntariado en Línea. Desde entonces, se han puesto en marcha cientos de iniciativas en todo el mundo por parte de todo tipo de organismos, compañías e instituciones.
La posibilidad de desarrollar labores de voluntariado online presenta una triple ventaja. Por un lado, ayuda a descargar de trabajo a muchos voluntarios que desarrollan su labor sobre el terreno. También tiene el potencial de llegar a múltiples personas en todo el mundo, lo que promueve la diversidad dentro de la propia actividad de voluntariado y amplía su accesibilidad a todo tipo de personas.
Además, es una excelente puerta de entrada para aquellas personas interesadas en desarrollar este tipo de labores altruistas. Una oportunidad que hoy es más pertinente que nunca, cuando millones de personas en todo el mundo permanecen en sus hogares para frenar la expansión del coronavirus.
De la idea a la acción
Precisamente la cuarentena ya ha dado lugar a varias iniciativas de voluntariado online que tratan de paliar sus efectos. Las hay vinculadas al voluntariado informal, que realizan directamente los ciudadanos, sin mediación de una organización formal que coordine su trabajo. También el voluntariado formal, que es el que organizan entidades no lucrativas, ha encontrado en internet un gran aliado para desarrollar su labor en estos tiempos.
Entre las iniciativas de voluntariado informal destaca la que protagonizan estudiantes universitarios, que se han organizado a través de las redes sociales para ayudar a alumnos de institutos que preparan la selectividad. La interrupción de las clases presenciales ha dejado a estos jóvenes en una posición complicada, en la que aclarar dudas o ampliar conocimientos no les resulta tan sencillo. Gracias a Internet y la colaboración desinteresada de estos voluntarios, podrán hacerlo más fácilmente.
Otras iniciativas nacidas a la sombra de la pandemia de coronavirus ponen en contacto a través de Internet a personas que necesitan ayuda con colaboradores dispuestos a prestársela. También otras plataformas ofrecen posibilidades de colaboración online cualificadas, como la actualización de páginas web o la creación de blogs para ONG.
La Asociación de Voluntarios de “la Caixa” también ha puesto en marcha acciones de voluntariado online diseñadas a la medida de las circunstancias que estamos viviendo. A través de su página web, ofrece la posibilidad de participar en distintas acciones a cualquier persona interesada en colaborar.
Entre las iniciativas destacan el envío de cartas o la realización de llamadas a mayores que viven en residencias y que se ven sometidas a aislamiento a causa de la crisis del coronavirus. El acompañamiento también se propone para personas mayores que viven solas.
También el contacto con personas con discapacidad, enfermos e incluso personal sanitario que pasan mucho tiempo en entornos cerrados y necesitan apoyo. Los niños, que también acusan de manera especial las desventajas del confinamiento, protagonizan otras actividades relacionadas con clases de refuerzo o entretenimiento. También ellos pueden participar como voluntarios elaborando grullas de papel a beneficio de una ONG.
El voluntariado online y a distancia puede marcar la diferencia para muchas personas, tanto voluntarios como beneficiarios. Hoy, más que nunca.
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