¿Cuál es el nuevo rol de los recursos humanos?

Las pautas de dinámica laboral han cambiado en las organizaciones de todo el mundo. Según la industria, se puede trabajar desde la casa en forma remota, o bien hay que definir grupos mínimos de trabajo en horarios más reducidos (plantas de producción y/o de distribución). En cualquier caso, la forma de trabajo cambió. Y también se alteró la dinámica en los ambientes laborales que permanecen operativos; hay que poner en marcha estrictos protocolos de seguridad comenzando por lo básico: distancia social, tapabocas, mamparas, alcohol líquido y en gel, limpieza y desinfección de los espacios con mayor frecuencia, etc.

Todas esas modificaciones en la forma de trabajar -y por la situación de crisis de salud en general- genera incertidumbre, temores, angustia… El rendimiento no es el mismo cuando la gente está preocupada, ya sea por cuestiones laborales o familiares.

En este nuevo escenario, RH tiene un rol fundamental: preocuparse por mantener unidos y en contacto a los equipos, iniciativa que tiene que impulsar junto con los líderes. Y esta unión debe propiciarse tanto en actividades estrictamente laborales que hacen al negocio -y así continuar con el “business as usual”- como en otras que solo pretendan fomentar el conocimiento, el entendimiento y la empatía entre los miembros de un equipo.

Los objetivos de RH en estos momentos son:

  • Continuar con el “business as usual”.
  • Colaborar con el acondicionamiento de los nuevos espacios de trabajo (en oficinas/plantas) y en los hogares (homeoffice).
  • Elaborar un programa de espacios de encuentro para un mejor entendimiento de los equipos. Contactos periódicos pautados, de corta duración, planteando temas no laborales que ayuden a conocerse y entenderse más.
  • Ayudar a los líderes a comprender a su gente, a flexibilizar pautas rígidas como deadline de reportes o informes, horarios a cumplir de entrada/salida o reuniones, etc. En momentos de crisis esa rigidez no necesariamente contribuye a una mejor performance.

Ante esta situación, la inteligencia emocional se pone en el centro de la escena. El rol de RH es clave; debe crear programas para facilitar que los líderes puedan:

  • Conectar empáticamente con sus colaboradores.
  • Desarrollar la capacidad de reconocer tanto los sentimientos propios como los ajenos (temores, angustias, expectativas).
  • Entender a su gente para poder ayudarla a cumplir los objetivos del negocio.
  • Ser más flexibles en límites de horarios, fechas de entrega, para descomprimir presiones en los colaboradores.
  • Motivar a los equipos en este escenario tan particular.

RH debe propiciar momentos de encuentro para que cada uno cuente cómo es su realidad diaria: los malabarismos para realizar tareas laborales y del hogar, colaborar con personas mayores de la familia, con los niños y sus tareas, lo duro de vivir solo en estos momentos, etc. Son espacios de desahogo en los que la gente se abre sinceramente; una especie de catarsis que sirve para conocerse y ayuda a entender mejor al otro, y hasta sentirse identificado y reírse de las mismas dificultades diarias en un escenario impensado.

Encontrar el equilibrio no es fácil… La propuesta de un momento de encuentro “social” desde lo laboral a veces puede resultar estresante, principalmente en la situación actual.

Hay formas muy fáciles de “acercarse” al otro sin invadirlo. Desde RH debemos contribuir a desarrollar estrategias para el manejo de las emociones. El objetivo es llegar al otro, entenderlo, crear engagement y que sienta que forma parte de algo más grande, con gente en la que puede contar, tanto en lo laboral como si le sucede algo a nivel personal, de modo que puedan cubrirlo ante una emergencia.

Al principio de la pandemia (con reclusión social obligatoria) el contacto digital al 100% era una novedad muy bien recibida. Reuniones por Zoom, Google Meat, Microsoft Teams y hasta por WhatsApp fueron dinámicas de fácil implementación, en general. Sin embargo, hoy, después de varios meses, ya no lo es. Los líderes de los equipos deben tener en cuenta la saturación de sus colaboradores en este sentido, incluso hasta puede llegarse al tecnoestrés. Las herramientas digitales para acercar a los colaboradores entre sí, con clientes, con proveedores, son muy útiles, pero todo tiene un límite.

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