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La brecha de género en el entorno tecnológico en tiempos de pandemia – ORH

El coronavirus ha impactado de lleno en nuestras vidas, desplazando la normalidad a un lado e instaurando una nueva forma de interacción en todos los ámbitos. Más que nunca, la tecnología ha ganado relevancia en una época en que prácticamente todo se basa en ‘tele’: teletrabajo, telemedicina, teleformación, telecomunicaciones, etc. En este ámbito, las empresas que todavía no se habían preocupado de su digitalización, lo han hecho a pasos agigantados y las que ya habían incorporado las nuevas tecnologías en su día a día, no han parado de trabajar para mejorar los procesos y seguir a flote en un escenario desconocido, cambiante e inestable.
En la actual situación sanitaria, que implica más tiempo en casa, la realidad pone de manifiesto que están siendo las mujeres las que asumen la mayor parte de responsabilidad en términos de crianza y cuidado del hogar, con el importante riesgo que supone retroceder o perder lo ganado hasta ahora el ámbito laboral. A esto hay que sumar la amplia representación de las mujeres en los sectores más afectados negativamente por la crisis de la Covid-19, lo que todavía agrava la situación de las trabajadoras en el mercado laboral.
El sector tecnológico, si bien no ha sido de los más afectados, sí presenta desde hace mucho tiempo una desigualdad de género en nuestro país, algo que no es nuevo, ya que desde hace algunos años, los resultados de muchos informes han demostrado la brecha de género en el entorno TIC. Los datos son alarmantes: solo el 15% de los puestos de tecnología en España son ocupados por mujeres y estos datos tienden a empeorar con la pandemia.
El estudio “Mujeres e igualdad en el mercado de trabajo: ¿Ha hecho retroceder la covid-19 los avances recientes?”, publicado por Eurofond (Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo), repasa las últimas dos décadas de lucha por cerrar la brecha de género en el empleo y considera el impacto de la pandemia en esa desigualdad. De acuerdo con el informe, la disparidad entre hombres y mujeres en el empleo se incrementó en un 0.4% entre abril y septiembre de 2020, una cifra que supone un importante retroceso en los niveles de igualdad conseguidos en los últimos 20 años.
Es importante resaltar que las mujeres que han perdido su trabajo durante la pandemia representan el 61% de los empleados del sector servicios (turismo, hostelería, comercio minorista, etc.), uno de los más afectados por el cierre de actividad y las medidas de distanciamiento social, ya que implican un trabajo de servicio directo, que exige interacción física entre trabajadores y clientes. Esos datos refuerzan la necesidad imperativa de adaptarse a puestos en remoto y especializados en el sector digital, visto que son más seguros ante una pandemia sanitaria y presentan menores tasas de despidos.
En este sentido, el trabajo de escuelas como Adalab, dedicada a la formación tecnológica de mujeres para su posterior incorporación laboral en el sector tecnológico como programadoras, cobra todavía más importancia ya que hay estimaciones que apuntan a que la mayoría de los empleos que se generen en los próximos años estarán vinculados con la tecnología. Más aún si tenemos en cuenta que la formación online ofertada por escuelas como Adalab, incluye la adquisición de habilidades para trabajar en remoto, una cualidad clave para las empresas en el momento actual.
Empresas tech que apoyan la diversidad, también en tiempos de crisis
Pero no todo son malas noticias. En medio de un escenario tan turbulento, son muchas las empresas necesitadas de perfiles tecnológicos que apuestan por la incorporación de mujeres formadas con habilidades digitales. Crear equipos diversos fomenta la innovación y la creatividad en las empresas, ya que abren sus puertas a nuevos talentos y perfiles con diferentes backgrounds, habilidades y estilos de liderazgo.
Empresas comprometidas con la diversidad, como Amazon, recientemente han pasado a integrar la red de empresas colaboradoras de Adalab, sumando a su equipo varias alumnas de la escuela digital. Además empresas como BBVA IT, Accenture Digital, Openbank, Carrefour, NFQ, Kairos DS, VASS, Emergya o Spotahome entre otras, también están entre las compañías comprometidas con un sector más diverso y que en los últimos años han incluido en sus equipos a programadoras juniors recién graduadas de la escuela Adalab.
Esos son solo algunos de los ejemplos de las más de 120 empresas colaboradoras de Adalab que han podido comprobar no solo las competencias técnicas de las adalabers, sino algunas de las habilidades más valoradas en el mercado actual como la capacidad de trabajo en equipo o aptitudes relacionadas con la inteligencia emocional, el talento y la motivación.
La oportunidad de reprogramar el futuro y cerrar la brecha de género
2020 va a quedar marcado en nuestros calendarios como un año de crisis sin precedentes, pero para muchos también va a ser recordado como el punto de inflexión para el futuro profesional en la era tecnológica. Y es que, más que nunca, las tecnologías digitales se han vuelto fundamentales para la continuidad del día a día no solo de las empresas, sino de toda la sociedad.
No es el escenario perfecto en muchos sentidos, pero sí uno de los mejores momentos para que las mujeres se adapten a los cambios a través de un acercamiento a las profesiones del sector TIC. La formación en remoto es una de las maneras más eficaces de poner en práctica las habilidades necesarias para afrontar las necesidades de un nuevo contexto laboral: el compromiso, la empatía, la motivación, la responsabilidad o la capacidad de trabajar en equipo también en la distancia.
En ese sentido, los cursos intensivos de programación para mujeres se convierten en una de las mejores herramientas para ayudar a los colectivos más afectados por la crisis a mejorar sus competencias, así como una forma de reducir la brecha de género en el sector tecnológico. Las mujeres están preparadas para el cambio digital, solo necesitan a empresas que apuesten por la innovación y la creatividad derivada de equipos más diversos. De hecho, el talento no tiene género.

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