Las competencias adquiridas y, sobre todo, la capacidad de aprender nuevas habilidades priman actualmente sobre títulos, graduados y doctorados. Los profesionales de recursos humanos tienden cada vez más por demandar otro tipo de habilidades que van más allá de la experiencia académica. La adaptación al cambio, la capacidad de completar tareas en tiempo reducido, saber soportar el estrés, trabajar y organizarse bajo presión…
Si no estamos acostumbrados a trabajar bajo altas exigencias, lo más probable es que la situación derive en desequilibrios.
Si bien no todas las personas tenemos la misma capacidad de realizar nuestras funciones bajo circunstancias adversas, manteniendo al mismo tiempo un buen ratio de eficiencia, el trabajo bajo presión es una habilidad que todos podemos aprender. Se trata de saber cómo gestionar el estrés y organizarse correctamente para cumplir con nuestros objetivos. Coincidiremos en que el nivel de presión es superior al de años anteriores, la competitividad del mercado laboral es cada vez mayor y con ello también lo es el nivel de exigencia de las empresas.
En la actualidad, trabajar bajo presión ha pasado de ser un requisito para determinados puestos a ser considerado como una competencia profesional cada vez más exigida por las empresas. Se trata de sacar más trabajo, mejor y en menos tiempo.
Por último, la polivalencia profesional es también una de las razones por las que el trabajo bajo presión se está convirtiendo en una competencia tan requerida.
Sin embargo, ¿cómo de sano es trabajar bajo presión? Si no estamos acostumbrados a trabajar bajo altas exigencias, lo más probable es que la situación derive en desequilibrio físico y emocional, conocido como estrés laboral.
¿ES BENEFICIOSO TRABAJAR BAJO PRESIÓN?
Expertos en recursos humanos aseguran que, inicialmente, trabajar bajo presión puede optimizar la actividad del individuo y, en consecuencia, aumentar su productividad. No obstante, si la persona no sabe manejar este tipo de situaciones, aumentará su cansancio, generará estrés, y disminuirá su rendimiento.
Para ser un trabajador productivo y con la habilidad para trabajar bajo presión, hay tener en cuenta que debemos:
- Planificar
- Organizar
- Priorizar
- Concentrarnos en los asuntos importantes.
- Delegar
- Saber decir que “no”
Por otra parte, manejar de forma efectiva la presión en el trabajo está relacionado también con otras condiciones individuales que ayudan a gestionarla. Algunas de estas cuestiones están relacionadas con nuestros hábitos de vida, como pueden ser:
- Ser conscientes de que la salud es primordial
- Dormir mínimo 7 horas diarias
- Realizar deporte
- Disfrutar de vacaciones, desconectando de la oficina
- Ser organizados
“Trabajar bajo presión no puede ser nunca sinónimo de estrés; de lo contrario dejará de ser una competencia para convertirse en un problema para el trabajador, pero también para la empresa. Por eso es importante que nuestros empleados sean capaces de cumplir con múltiples tareas en el menor tiempo posible, pero sin descuidar el descanso y la vida personal”, destaca Javier Caparrós, director general de Trabajando.com España y HR Consulting.
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