15 grandes compañías de éxito (entre las que se encuentran Google, Apple, IBM, Bank of America o EY) ya no exigen título universitario a los candidatos de sus procesos de selección de empleados de alta cualificación.
Esta noticia, para algunos quizás revolucionaria, no es sorprendente en el entorno actual, cada vez más competitivo y de innovación continua. Un contexto donde los conocimientos, productos y servicios quedan obsoletos en pocos años o incluso en meses.
De su lectura extraigo 3 conclusiones:
1. La educación superior no es suficiente por sí sola para tener éxito laboral hoy día
Hoy día siguen abundando los casos de emprendedores y directivos de éxito sin carrera universitaria como Bill Gates, Michael Dell, Richard Branson o Amancio Ortega que se añaden a los ya fallecidos como Steve Jobs o Tomás Pascual.
Industrias y realidades profesionales muy distintas con una coincidencia: ninguno se ha graduado en una Universidad de prestigio. Múltiples evidencias prácticas que demuestran que el talento (acompañado de sacrificio) es inclasificable. Ejemplos que no necesitaron títulos ni Masters para triunfar y demostrar todo su potencial emprendedor y ejecutivo.
Acumular conocimientos, ser el o la Nº1 de tu promoción es algo destacable pero no es en absoluto garantía de éxito profesional. Incluso en algunos casos puede tener más efectos adversos que positivos ya que no siempre unas buenas habilidades emocionales se conjugan bien con mentes intelectualmente brillantes, que en ocasiones pecan de arrogancia o dificultad en el trato.
2. La educación superior tiene la imagen de estar alejada de la realidad empresarial
La desconexión entre lo que se enseña en la Universidad y los requisitos del mundo del trabajo es una preocupación creciente en muchos países. Reinventar la educación superior (y también la básica) es urgente porque se sobrevaloran los conocimientos y existen importantes carencias en habilidades emergentes que serán fundamentales en el futuro.
Además la reputación de la Universidad es mejorable: como ejemplo sólo un tercio de los empresarios españoles tienen título Universitario porque la consideran alejada de las necesidades reales según un interesante estudio de la Fundación BBVA-IVIE.
Si la educación ha sido tradicionalmente un asunto capital para el éxito laboral me atrevo a decir que hoy su importancia se multiplica en estos inicios de la 4ª Revolución Industrial.
La “crisis de la educación” es un tema difícil y poco tratado en el debate público pero que debe abordarse con urgencia por los países que quieran jugar en la 1ª división de la competitividad mundial.
Creo que tener estudios de Universitarios o Masters es un punto de partida positivo. No tanto porque sean un pasaporte automático de éxito sino porque evidencian “buena salud” para trabajar: sabiduría y oficio de base, disciplina y buenos hábitos (estudio, práctica e investigación) y capacidad de aprender, lograr resultados y superar dificultades.
3. La selección requiere nuevos criterios y estrategias
Todavía muchas compañías y cazatalentos siguen enfocados en seleccionar principalmente por los conocimientos técnicos o la experiencia. Continúan fichando por los clásicos criterios de “sector-función”: encontrar en el mercado al mejor profesional posible dentro del paquete de compensación disponible que haya desempeñado varios años con éxito el mismo puesto en la misma industria.
Hoy, sin embargo, las mejores compañías valoran los conocimientos técnicos y la experiencia como aspectos básicos para competir pero priorizan otros elementos que se han demostrado más importantes.
Evalúan aspectos como las habilidades sociales (empatía, comunicación, trabajo en equipo…), potencial, capacidad de aprendizaje, ética o encaje con los valores corporativos (lo que en Google llaman “Googliness”).
Y no olvidan la pasión: Si tienen dos candidatos igual de buenos, escogen la persona que tiene más pasión por la misión empresarial de su compañía.
Por último y muy importante: reconocen la diversidad del candidato, lo que puede aportar de diferencial y nuevo dentro del equipo y la compañía. Saben que un equipo “lineal y monocolor” no enriquece la cultura corporativa ni es suficientemente disruptivo y, por tanto, no logra resultados extraordinarios ni suele ser ganador a medio plazo.
Romper las inercias de los procesos de selección y salir de zona de confort es necesario porque están apareciendo variables emergentes que determinarán el éxito laboral en los próximos años. La excelencia será posiblemente una buena combinación de lo clásico y lo novedoso.
Reinventar la selección es urgente: lo necesitamos para ganar el futuro.
Veces visto
41
All copyrights for this article are reserved to Observatoriohr