Llevamos ya un mes viendo adornos brillantes y elfos en los escaparates. La amenaza comercial de la Navidad nos acecha desde entonces con su suave tintineo y nuestras vidas han comenzado a precipitarse, un año más, hacia el maravilloso o desesperante, según se mire, mundo de los excesos navideños. 

El pistoletazo de salida lo dan las comidas y celebraciones de trabajo.  Parece que todo el mundo estuviese forzado a verse, siempre cae más de una y, si eres freelance o una persona con vida social activa, estás perdido. 

Se habla siempre de los atracones propios de esta alegre festividad, pero no sólo nos pasamos ahí, también en casi todo lo demás. 

La Navidad puede generar sentimientos encontrados. Los más románticos correr el peligro de caer en el exceso de expectativas y sueñan con días mágicos, con un bonito reencuentro familiar (que no siempre resulta tan ideal), o esperan un regalo en el que nadie ha pensado. Si algo falla la frustración está servida. 

Después, está el estrés de las compras. Tienes que dar con el regalo perfecto sin repetirte, valorar si no te estarás pasando con lo regalos de los niños y todo midiendo el presupuesto para no asfixiar tu economía. 

Luego llega la desafiante ecuación familiar. Esa ineficiente fórmula matemática que consiste en organizar y contentar a padres, abuelos, suegras, padres separados y a personas que viven fuera del país y deben viajar, para tener un feliz encuentro los días más señalados. 

Es una verdadera locura que puede derivar en que, tras las cenas de trabajo ya estés agotado (y solo acaba de empezar), sientas tensión en lugar de disfrute, en que la Noche Buena no sea tan buena y desees fervientemente que la Noche Vieja muera del todo. 

Tras este análisis es obvio que el exceso se presenta en bandeja de plata, un verdadero colmo de obligaciones que pueden desesperar al individuo más centrado. Conclusión: necesitas un plan de bienestar navideño de emergencia para afrontar con alegría la avalancha de estrés que te viene encima. 

–         Lo primero es mentalizarte: la Navidad ya está aquí, va a ser un lío, vas a gastar, no te librarás de algún desencuentro familiar y habrá mucha comida. Lo que marca la diferencia es que puedes sobrellevarla con conciencia. 

–         Pon límites: limita esas comilonas de oficina y los compromisos extra, aprende a elegir y ve sólo a lo que de verdad te apetece o es ineludible. 

–         No interrumpas tus rutinas personales: no abandones tus hobbies, no dejes de ir al gimnasio, al revés, si tienes vacaciones aprovecha y refuerza el trabajo físico, te dará fuerzas y te hará sentir muy bien. 

–         No proyectes en exceso: A veces las cosas no salen como las planeamos y no es fácil conciliar agendas, así que déjate llevar y trata de disfrutar sin más de lo que vaya sucediendo. 

–         Compra con conciencia: ponte un presupuesto y juega con él, sé creativo y haz regalos con sentido, que aporten algo más, por ejemplo una buena experiencia como el teatro, o una escapada de fin de semana. 

–         Que no te ahoguen las obligaciones familiares: Piensa también en ti y en lo que de verdad te gustaría hacer y plantéalo a los demás para encontrar un equilibrio. La comunicación es fundamental.

 –         Respira profundo: si te sientes sobrepasado busca un rato para descansar tu mente y conectar con tu respiración. Con tantos estímulos, bullicio y demanda emocional te puedes sentir sobrepasado. Siempre puedes acudir a tu silencio interior. 

–         Comparte tus sentimientos: tus pensamientos, incluso tu estrés, con tu persona más cercana, sea pareja, amigo o hermano. De ese modo todo será más natural y llevadero. 

En The Holistic Concept App podrás encontrar esos momento de relax y de silencio que tanto necesitas. Explora y hazte el regalo de comenzar a cuidarte como te mereces, tu cuerpo y tu mente lo agradecerán. 

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