Cómo ser un buen jefe para los empleados en prácticas: cuatro consejos para ser el mejor líder

Cómo ser un buen jefe para los empleados en prácticas: cuatro consejos para ser el mejor líder

¿Cuántos jefes has tenido que realmente hayan valido la pena? ¿Cuántos jefes has tenido de esos que te exigieron mucho, pero te enseñaron más? ¿Y cómo fue tu primera experiencia profesional? ¿Realmente valió la pena, o fue una pérdida de tiempo?, ¿La disfrutaste o la sufriste? Para muchos estudiantes este verano será el primer contacto con el mundo profesional. Jóvenes que llegan llenos de ganas e ilusión por aprender, pero sobre todo de aportar, de sentirse útiles y valorados, y de formar parte, aunque sea momentáneamente, de un equipo.

Los trabajadores en prácticas son un soplo de aire fresco en los equipos y su aportación debe ser muy bien valorada, cuando además hay que tener en cuenta que la remuneración, normalmente baja, no es el principal motivo por el que dedican su tiempo y su esfuerzo. Por ello, según explica Gonzalo Martínez de Miguel, director de INFOVA, un buen jefe adoptará un estilo de dirección adecuado, para que su experiencia sea lo más provechosa posible tanto para su desarrollo personal y profesional, como para que la empresa se beneficie de todo su potencial.

La expectativa de los jóvenes es un liderazgo del S.XXI. Esto no significa incorporar mucha tecnología, modernizar la imagen, poner pizarras digitales en la pared, césped artificial en las salas, incluso columpios o mesas de ping pong. Lo que hay que actualizar es el estilo de liderazgo de los jefes, no la estética de los edificios.

Según Gonzalo Martínez de Miguel una dirección moderna se basa en entender que la función de quien dirige es ser referente de comportamiento, y desarrollar a los colaboradores e inspirarles para que encuentren el sentido de lo que hacen y pongan el corazón en ello. Por esto hay ciertos comportamientos que se deberían tener en cuenta, para sacar el mayor rendimiento y la mejor experiencia.

  • Intégrale: métele en el equipo. Permítele sentirse parte del grupo. Intégrale, le no arrincones como un mueble, no le veas como una carga. Al trabajador en prácticas hay que ofrecerle confianza y atenderle.
  • Reconoce su aportación: no hay nada peor para desmotivar a un profesional que la falta de aprecio a su labor, a su contribución al éxito del equipo. Este es uno de los principales motivos de frustración para los trabajadores. Para los jóvenes que se incorporan al mundo laboral la sensación de utilidad es fundamental. Ocúpate de que tu nuevo colaborador entienda el  sentido de su trabajo.
  • Permitirle pensar y cuestionar el statu quo: a estos nuevos empleados que se incorporan al mundo laboral les pedimos que sean autónomos, que tengan juicio crítico, les animamos a cuestionar los procesos. Pero si se quiere que estos lo hagan, sus jefes han de estar a la altura y no buscar simplemente jóvenes “dóciles” que deben seguir la corriente.
  • Se firme y amable:  no es una cuestión de edad, ni de género, ni del sector al que se dedica la empresa. Y es que por mucho que se haya avanzado todavía hay jefes que se permiten gritar y humillar a un trabajador. Personas que continúan pensando que la intimidación motiva y es muy eficaz para estimular el mejor rendimiento. Dile todo aquello que le ayude a crecer, pero cuida las formas para que pueda escucharte.

El liderazgo ha ido evolucionando a un perfil mucho más desarrollador y más inclusivo que en el pasado. Las jerarquías siguen existiendo, pero no son el argumento de dirección que utilizan los lideres del siglo XXI. Los líderes del hoy están entrenados en la persuasión y la influencia, en desarrollar a sus equipos y en crear los espacios a los que las personas quieran pertenecer. Los jefes mal encarados, que no cuidan las formas en su comunicación que pierden los nervios y deterioran el vínculo con sus colaboradores, sencillamente se están equivocando. El gran reto de gestión de la mayoría de las empresas en este momento es como atraer y fidelizar el talento. Los jóvenes en prácticas son una oportunidad maravillosa para ver  el potencial de un profesional en etapas tempranas. Quién te dice que esa joven que va a ir este verano a tu empresa, no terminará siendo la Directora General de tu compañía.

Este verano, tu como jefe, tienes otra vez la oportunidad de dejar una impronta, una huella que acompañará a ese joven durante toda su carrera profesional. Las personas a las que formamos son parte de nuestro legado a la sociedad.

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