Dice Elías Azulay, investigador principal de la empresa hispano-israelita Jacobson, que “La Felicidad es un estado intrapersonal regulado por nuestra carga genética. Algo así como el SER; mientras que el bienestar posee la interacción con el ambiente dando sentido al concepto ESTAR. Por ello la Felicidad se mide desde los registros matrices del comportamiento y el Bienestar desde la carga epigenética o afección ambiental sobre el SER. Para ello utilizamos la innovadora tecnología algorítmica ADNe ya utilizada el desarrollo de la Inteligencia Artificial en la gestión del talento y en la asignación de Alertas Tempranas en patologías neurodegenerativas”.

Así mismo, la doctora Paloma Fuentes, jefa del área de Felicidad de la empresa Mahou San Miguel, comenta que “Hemos formado un equipo transdisciplinar donde cada uno de nosotros hemos aportado nuestro conocimiento. En mi caso, he contribuido con la descripción y caracterización de las 20 herramientas específicas de la Felicidad, las cuales representan los resortes a gestionar para que una persona incremente dicho estado de forma sostenible. Entre dichas herramientas a entrenar se encuentran, por ejemplo, el auto-cuidado, la curiosidad, el desapego, etc…”.

Hermógenes Del Real, profesor de Economía y de Organización de Empresas de la Universidad Autónoma de Madrid comenta que “Hemos evaluado más de 150.000 personas, observando que en muchos casos el mismo ambiente afecta al individuo en diferentes intensidades, tanto positiva como negativamente. Los menos, del orden del 5%, se muestran inalterables ante la acción ambiental. Por ello resulta esencial que la corporación cuente con unos valores y cultura que facilite este conocimiento y posterior desarrollo, ya que si únicamente se tratase de un artificio, los resultados a obtener estarían relacionados con una ausencia de lealtad, tensiones, estrés, burn out, etc…”.

Parece ser que como dice Óscar Morant, profesor de la Universidad Politécnica de Valencia y jefe de área del Instituto IDEAS UPV, los cálculos son extremadamente rápidos ya que se secuencian más de 36.900 millones de datos por segundo y que al ejercicio de cuidarse se une la práctica de cuidarnos unos a otros, reforzando así la homogeneidad y plasticidad del entorno.

Las conclusiones del estudio académico presentado aseguran que los resultados económicos de las empresas se ven claramente fortalecidos por la correcta gestión de la Felicidad y del Bienestar, así como la demostración de una mayor cohesión interpersonal entre colegas, clientes y proveedores. Indican que a la empresa le compete la definición del ambiente adecuado y propicio para el crecimiento personal de todos sus trabajadores y dice Azulay que “Para ello hay que trabajar de forma absolutamente predictiva. Esto nos obliga a conocer las bases del comportamiento emocional de cada individuo. Solo así hemos podido diseñar el entorno adecuado para una evolución colectiva y positiva”.


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