Cinco cambios en nuestro cerebro que van a transformar cómo aprendemos

POR RRHH Digital,


11:20 – 09 de Julio del 2019


Cinco cambios en nuestro cerebro que van a transformar cómo aprendemos

Todos hemos oído hablar ya de que los avances tecnológicos están haciendo que la sociedad cambie a un ritmo imparable. Unos lo llaman la Cuarta Revolución Industrial, otros la Era de la Información, pero lo interesante reside en que esta transformación supone un cambio radical en nuestra manera de pensar, aprender, trabajar y relacionarnos.

¿Podríamos llamarlo entonces revolución neurológica? Los expertos de Cornerstone OnDemand han identificado en su último informe 5 cambios a los que se ha visto sometido nuestro cerebro y cómo afectan a nuestro proceso de aprendizaje  en la edad adulta y profesional.

  1. El cerebro se ha vuelto impaciente. Acostumbrados a la inmediatez de las redes sociales e Internet, nos crea la urgencia de tener y saber todo “ya”. La expectativa de aprender mucho y en poco tiempo se ha convertido en la tónica general y los anuncios de métodos ‘milagro’ para adquirir cualquier habilidad sin invertir mucho tiempo, aumentan esa lacra sin tener en cuenta que se aprende rápido y se olvida con la misma facilidad. Para luchar contra la búsqueda de la satisfacción inmediata, las empresas tendrán que apostar por un método de formación que esté disponible y accesible, que se adapte a las necesidades de los empleados y que garantice un aprendizaje de larga duración.
  2. Menos retentiva. Para los nativos digitales, memorizar un número de teléfono es algo muy vintage. Ya no necesitan recordar datos, para eso está Internet. Podríamos decir que se ha convertido en una “memoria externa” a la que acudimos para consultar todo tipo de información. Es decir, no hemos perdido la capacidad de memorizar/recordar, si no que ha quedado en desuso. La forma de aprender y retener la información ha cambiado y los métodos de formación deben hacerlo también. Es más efectivo ofrecer a los empleados formaciones digitales, accesibles fácilmente y en formatos más atractivos, como la gamificación. Así, lo aprendido se retendrá durante más tiempo.
  3. Aprender a re-aprender. Si hay un cambio al que temen empresas y trabajadores es la automatización. ¿Nos quitará nuestro trabajo un robot? No lo harán, siempre que sepamos qué aprender y cómo aprenderlo de cara al futuro. La forma más segura es apostar por las soft skills y las competencias sociales, habilidades que nos diferencian de las máquinas y que no quedarán obsoletas, como sí puede pasar con los conocimientos técnicos.
  4. Más flexibilidad. Entendamos flexibilidad como la capacidad de adaptación a nuevas necesidades de aprendizaje y formación. Si bien es cierto que no sabemos qué competencias necesitamos en el futuro, sí podemos analizar los éxitos empresariales de los últimos años y los puestos de trabajo que ha creado para tener una línea que seguir en aptitudes y habilidades más demandadas en el futuro. Por ejemplo, actualmente, el foco de las estrategias empresariales está puesto en la Inteligencia Artificial, de lo que se extrae que los empleos del futuro estarán relacionados con ella. El secreto es tener el cerebro entrenado para que sea flexible, abierto y ágil. Esto le facilitará adaptarse a los cambios e interiorizar con mayor rapidez las nuevas disciplinas y productos que puedan surgir.
  5. Sobrecarga. La digitalización nos facilita el acceso a la información y al trabajo desde cualquier lugar y dispositivo, un punto positivo si sabemos cuándo desconectar. Esta sobrecarga de información a nuestro cerebro reduce nuestra capacidad de concentración. Todo ello suele traducirse en estrés laboral, lo que repercute negativamente en el rumbo de las empresas. Será muy útil la creación de una cultura de empresa que se preocupe por el bienestar emocional de sus empleados y garantice valores comunes y un buen ambiente laboral, que se traducirá en éxito de la compañía.

La importancia de mantener un proceso de aprendizaje continuo que tenga nuestro cerebro “entrenado” para facilitar la adaptación a las nuevas necesidades del mercado laboral. Los líderes de las empresas deberán promover un aprendizaje ágil, dinámico y entretenido, para despertar el interés de sus empleados por la formación de nuevas habilidades.

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