Se ha demostrado que los empleados comprometidos y emocionalmente conectados con su organización tienen un mayor desempeño en su trabajo. Y es que las empresas que aplican una cultura que promueve el bienestar laboral, la seguridad y la conexión humana tienen un equipo más comprometido y empoderado, lo que genera un mayor rendimiento laboral.

Según explican desde la compañía Biwel, especializada en bienestar laboral, las empresas deben tener como objetivo conseguir empleados comprometidos y, para ello, es necesario crear una cultura de salud y rendimiento, impulsar mejoras mesurables en productividad y cultivar más la colaboración entre equipos. Quien fomente una cultura saludable priorizará la salud, mejorará el rendimiento de los empleados y les ayudará a ser más comprometidos.

El empoderamiento para la salud puede ser un proceso social, cultural, psicológico o político mediante el cual los individuos y los grupos sociales son capaces de expresar sus necesidades, plantear sus preocupaciones, diseñar estrategias de participación en la toma de decisiones y llevar a cabo acciones políticas, sociales y culturales para hacer frente a sus necesidades. Mediante este proceso, las personas perciben una relación más estrecha entre sus metas y el modo de alcanzarlas y una correspondencia entre sus esfuerzos y los resultados que obtienen.

“Las empresas que implementan este tipo de cultura promueven el empoderamiento en el trabajo, reducen el absentismo laboral y sufren menos presentismo”, afirma Estel Mallorquí, CEO de Biwel. Por otro lado, el estrés también juega un papel fundamental en la empresa. Es una de las principales razones por la que los empleados no pueden conectar de forma emocional con su lugar de trabajo. “Si las empresas le dan demasiada prioridad a sus resultados en lugar de a su gente pueden terminar con un equipo de trabajo estresado, no comprometido, lo cual tendrá un impacto negativo en los resultados”, añade Mallorquí.

De la misma forma ocurre cuando en la compañía faltan valores y estrategias que fomenten el empoderamiento en el trabajo, como la falta de desarrollo personal (talentos, habilidades, formación…), de confianza entre rangos, de responsabilidad y delegación, de participación y seguimiento de las tareas, de motivación y liderazgo o mala comunicación. Independientemente de la fuente, todas estas situaciones contribuyen a una desvinculación en el lugar de trabajo. De ahí que la empresa deba tener en cuenta y hacer un diagnóstico como parte de la estrategia empresarial de todos aquellos factores que pueden tener un impacto negativo en el compromiso de los empleados:

1. El estrés y la salud psicológica: el mayor problema que afecta a un número creciente de personas, y sigue creciendo.

2. Asuntos personales: la conciliación laboral-familiar, deuda, relaciones, abuso de sustancias.

3. Asuntos empresariales: las funciones en el lugar de trabajo, relaciones de trabajo, confianza e incertidumbre.

4. Disminución de la salud física: enfermedades crónicas, diagnósticos de enfermedad graves, el sedentarismo o la mala alimentación.

Está demostrado que las empresas saludables que mejor funcionan son aquellas que crean y trabajan en climas de participación e igualdad. Y mediante programas de promoción de la salud, el empoderamiento en el trabajo para la salud, hay que tener en cuenta que es un proceso mediante el cual las personas adquieren un mayor control sobre las decisiones y acciones que afectan a su salud.

La promoción de la salud abarca no solamente las acciones dirigidas a fortalecer las habilidades básicas para la vida y las capacidades de los individuos, sino también las acciones para influir en las condiciones sociales y económicas subyacentes y en los entornos físicos que influyen sobre la salud. Por este motivo, los programas más exitosos son aquellos que se ejecutan de forma continua, teniendo en cuenta los indicadores mediante el análisis de datos de salud y su impacto año a año.


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