Cada vez son más los y las jóvenes españolas de 15 a 29 años que se consideran feministas. Si en 2017 el porcentaje era del 34,8%, en 2019 llega casi al 50%.
Preocupa, sin embargo, la escasa evolución en las afirmaciones que tienen que ver con pautas de control, incluso su incremento: el porcentaje de jóvenes que asumen como normal “mirar el móvil de la pareja si piensas que te está engañando” ha aumentado del 14,5% al 16,5% entre los chicos; o afirmar que para evitar conflictos es mejor ponerse la ropa que a tu pareja le agrada ha aumentado del 10 al 15% entre los chicos. Respecto a los celos, afirmar que “es normal que existan ya que son una prueba de amor” lo refiere el 25% de chicos en 2019, mientras que en el 2017 lo refería el 24% de ellos. El acuerdo con todas estas afirmaciones ha descendido entre las chicas.
Estos son algunos de los principales resultados del “Barómetro Juventud y Género 2019. Identidades y representaciones en una realidad compleja” una investigación del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de Fad, financiado por Banco Santander y Telefónica en colaboración con el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.
El Barómetro se aplica cada dos años a un panel online de 1224 chicos y chicas entre 15 y 29 años. Se trata de la segunda edición del mismo, que da continuidad a la de 2017, ofreciendo, siempre que sea posible, los datos en perspectiva comparada.
A la presentación han asistido el vicepresidente de Santander España, Juan Manuel Cendoya; el presidente de Fad, Ignacio Bayón; y la directora general de Fad, Beatriz Martín Padura. Los datos han sido presentados por la directora técnica de Fad, Eulalia Alemany.
Para el vicepresidente de Santander España, Juan Manuel Cendoya, “la igualdad de género es una demanda social. Se ha avanzado mucho pero todavía queda mucho por hacer. En todos los ámbitos. En las relaciones sociales, en el ámbito familiar, en el laboral… Los jóvenes son la mejor medida para ver si se está avanzando.Ellos son los adultos del futuro y si ellos no cambian la sociedad no lo hará».
Por su parte, la directora general de Fad, Beatriz Martín Padura, ha comentado: “los resultados nos dicen que, por lo general, los y las jóvenes parecen cada vez más concienciados con la equidad. Sin embargo, para constatar esta tendencia debemos esperar al próximo corte del barómetro en 2021 para confirmar o refutar esta evolución. Por supuesto, mientras tanto, debemos trabajar en ciertos aspectos preocupantes como la pervivencia de comportamientos de control sobre la pareja o la presión social que sufren mucho más ellas que ellos”.
DISCRIMINACIÓN POR GÉNERO
Según los resultados obtenidos en el Barómetro Juventud y Género 2019, hasta 7 de cada 10 jóvenes entre 15 y 29 años se han sentido discriminados por algún motivo en su vida cotidiana.
De entre ellos y ellas, la mitad de las chicas ha padecido discriminación por género, frente a menos del 20% de los chicos. Las mayores tasas de discriminación las sufren las chicas, quienes señalan la calle (52,4%), el ámbito laboral (43,2%) y los bares, locales de ocio y otros tipos de servicios (33%), como principales ámbitos donde han percibido actitudes discriminatorias.
Los ámbitos donde mayoritariamente han percibido discriminación los chicos son, además de la calle (el 29,1% lo reconoce como ámbito discriminatorio), en el trato con la policía (declarado por el 23,9%) y en el acceso a servicios públicos (educación, sanidad, ayudas sociales, trato por parte de la Administración Pública, acceso a instalaciones públicas, etc.), reconocido por el 23,6%.
En cuanto a las situaciones inaceptables de discriminación por género, la investigación muestra que ha habido poca evolución en los últimos dos años excepto en dos cuestiones.
Mientras que en 2017 el porcentaje de hombres que consideraba inaceptables “los piropos por la calle” era mayor que el de mujeres (era inadmisible para el 24,80% de ellas y para el 30,2% en 2017), estos porcentajes se han revertido para el año 2019, donde encontramos que piropear es inadmisible para el 36,8% de las jóvenes de 15 a 29 años y para el 28% de ellos.
Un caso similar ocurre con la cuestión “que los cambiadores de pañales estén en el baño de las mujeres”. En 2019 es una situación no tolerable para el 22,5% de ellas y para el 17,1% de ellos.
Por contrapartida, la importancia otorgada al ítem “estando en grupo, que se tenga más en cuenta la opinión de los hombres” ha descendido significativamente en el caso de las mujeres (32,5% en 2017 vs. 20% en 2019) y ha aumentado en los hombres (14,1% vs. 20,4%).
ÁMBITO PROFESIONAL, TERRENO DE DESACUERDOS SOBRE LA IGUALDAD
Con diferencias significativas, las chicas identifican en mayor medida que los chicos las situaciones de desigualdad en todos los ámbitos consultados, especialmente en los que conciernen a la vida profesional/laboral.
Los ámbitos en los que más diferencias se encuentran entre las respuestas de ellas y las de ellos es en los del acceso a puestos de responsabilidad y en la posibilidad de conciliar vida familiar y profesional, con más de 20 puntos porcentuales de diferencia entre géneros en ambos ítems.
Uno de cada dos jóvenes (el 49,6%, exactamente) considera que la situación de las mujeres es peor o mucho peor que la de los hombres cuando se trata de los salarios, percepción que es mucho más alta en las chicas (62%) que en los chicos (41%). También existen diferencias significativas cuando se indica que ellas tienen menos oportunidades para encontrar un empleo o para ganar dinero, con diferencias de alrededor del 17% entre las chicas y los chicos jóvenes encuestados.
En cuanto a las profesiones, los y las jóvenes señalan de forma mayoritaria que las orientaciones laborales no deben estar focalizadas por género, como ya ocurría en el Barómetro Juventud y Género 2017. Sin embargo, siguen persistiendo ciertos estereotipos con respecto a profesiones muy concretas.
Se aprecia que el ámbito asistencial-sanitario se sigue percibiendo como más adecuado para ellas. El 32,4% de los chicos y el 31,5% de las chicas lo ven como más apropiado para las mujeres. Por otro lado, en el otro extremo, el ámbito de las ingenierías se percibe como más apropiado para hombres, siendo el 33,8% de los chicos quienes lo afirman y el 30,3% de las chicas.
RELACIONES DE PAREJA Y FAMILIARES
El género también influye de forma determinante en cómo conciben y viven las relaciones ellas y ellos.
Tener pareja o novio/a es importante (mucho/bastante) para el 48,9% de los chicos y para el 42,6% de las chicas. En 2017 estos porcentajes eran más altos en el caso de las chicas (48,8%) y también de los chicos (51,3%).
Vivir en pareja y tener hijos es parte del imaginario de futuro de la mayoría de jóvenes, tanto de chicas como de chicos. De hecho, el 70% de mujeres y el 66% de hombres imaginan un futuro con hijos.
En cuanto a las actitudes en torno a la vida familiar y la conciliación, la investigación muestra que son algo mayores los porcentajes de jóvenes que creen que el trabajo de las madres fuera del hogar puede resentir la vida vida familiar, en mayor medida que si lo hace el padre. Una postura que es más apoyada por los chicos (45%) que por las chicas (41,9%).
Un importante 32,6% de chicos y 22,5% de chicas, opina que la mayoría de las mujeres prefiere crear un hogar y tener hijos en vez de mantener un trabajo profesional externo al hogar.
La distribución de tareas del hogar refleja las percepciones diferenciales en cuanto a los roles de género: predomina la opinión de que las tareas del hogar se realizan de forma igualitaria por hombres y por mujeres, aunque un 43% de chicas y un 30% de chicos sostienen que estas tareas recaen fundamentalmente en las mujeres dentro del hogar familiar.
PRESIÓN SOCIAL, TAMBIÉN REFLEJO DE ESTEREOTIPOS
En una escala de 0 a 10, donde el 0 significa que “no sientes ninguna presión” y 10 que “te sientes muy presionado/a”, las y los jóvenes perciben presión social sobre determinados ámbitos de la vida.
Las mujeres declaran sentir más presión que los hombres en todos los ámbitos, excepto en “tener éxito para ligar” y “éxito en las redes sociales”.
La mayor presión se percibe en el éxito laboral y académico (56% de las chicas lo declaran frente al 46% de los chicos). Le sigue “no defraudar a otras personas”. Entre estas menciones, encontramos también mayoritariamente a mujeres (53%) que a hombres (41%).
Estos resultados sobre las diferentes percepciones de la presión social que sienten ellas y ellos encuentran relación con los distintos estereotipos que manejan sobre la feminidad y la masculinidad. Las características personales que se asocian o atribuyen tanto a las chicas como a los chicos señalan una clara divisoria entre lo que se considera “el deber ser” femenino y masculino, desde la percepción de los propios jóvenes.
Los y las jóvenes tienen una imagen de la feminidad ajustada a ciertos elementos muy asociados con la imagen tradicional de las mujeres (esfuerzo, trabajo, responsabilidad, prudencia), y a la expresión emocional (ternura, sensibilidad, comprensión). La imagen de lo masculino, por su parte, se sigue construyendo más desde el sentido de la proactividad y la acción (dinámicos, activos, emprendedores, independientes), con importantes elementos de dependencia emocional, superficialidad y posesividad.
A este respecto, persisten imágenes tradicionales sobre la feminidad y la masculinidad: a ellas se las considera más “trabajadoras y estudiosas”, “inteligentes” y “responsables y prudentes” y a ellos más “dinámicos y activos” y “trabajadores y estudiosos”.
En general, el estudio señala que las mujeres jóvenes se muestran más flexibles y transgreden más los roles tradicionales de género que los hombres.
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